15 may. 2010

Vengo cansado, subiendo las escaleras mecánicas del metro. Delante mío vienen un niño y su mamá. El niño trae en la mano una pequeña bolsa negra. De la bolsa sale un tubo transparente, relleno de un líquido amarillento, que se mete por debajo del pantalón del niño: un tubo de drenaje o algo así. El niño lleva la bolsa como quien lleva cualquier otra cosa, sin incomodidad. A su lado, un joven transpira bajo el peso de dos garrafones de agua, de 20 litros cada uno, apoyados en su espalda. Durante unos segundos, ambos se miran con un interés transparente. Después, la escalera mecánica llega hasta arriba y las miradas se separan.

2 may. 2010

Hoy conocí a Arturo Ripstein, el mejor cineasta de México y tal vez el mejor de América Latina.

Llegó al grupo en el que estábamos conversando con su amigo Carlos Palleiro, y le preguntó: "Oiga, usted que mea: ¿sabe dónde queda el baño?".

Palleiro no sabía, así que tuve el honor de indicarle, con más voluntad que habilidad, la forma de llegar.

Cuando se fue, me pidieron que no mencionara a Carlos Reygadas.