30 nov. 2008

Los sueños más tristes son aquellos en los que me estoy despidiendo. Pero también están los otros, sueños en los que estoy, en los que el tiempo no pasa, y me acompañan las personas que quiero. Estos sueños siempre ocurren cerca del mar, en algún balneario donde la playa puede ser vista desde una cierta altura. El horizonte es largo, el agua es clara y siempre hay sol. El aire es clarísimo.

En el último de estos sueños, unos delfines amistosos, blancos y marrones, llegaban a la playa. Bastaba llamarlos con unas palmadas para que se acercaran, como buscando comunicarse. Vistos de cerca, no eran delfines muy agraciados. Tenían la piel rugosa, fofa, y el cuerpo lleno de deformidades. Esto, sin embargo, no los hacía desagradables.

27 nov. 2008

servicio despertador 031

Acabo de marcar el servicio despertador de Telmex, porque me dejé el celular en el trabajo y mañana tengo que amanecer a las 6am. Esperaba hablar con una computadora, pero no! Me atendió una operadora, muy amable, y me preguntó cuándo quería despertarme. Completamente desconcertado, le respondi lentamente, casi sin creérmelo: "...a las... 6 am, por favor". Me respondió, como sonriendo: "Muy bien, a las 6 am lo estoy despertando. Que tenga una buena noche." Es tan inesperado que lo tengo que escribir. Así funciona esto acá.

Es imposible no desconfiar, por otra parte. Las máquinas son menos amables pero más confiables; por lo menos, las digitales. Pero al mismo tiempo estoy seguro de que la mujer me va a llamar, o algo va a pasar mañana (en realidad, hoy) a las 6 am.

14 nov. 2008

el genio duerme

Ayer tuve una idea buenísima antes de dormirme, para escribir una historia. Hoy de mañana ya la había olvidado. Tengo temor de creer que, si hago el esfuerzo por recordarla, acabaré recordando una idea que no era.

...no lo van a creer, pero justo en el momento que escribo estas líneas estoy recordando la idea, con la certeza de que era esa misma.

Así que no tengo más remedio que contarlo en este momento, justo ahora que está pasando, y exponerme a lo que pasa siempre: darme cuenta - y que ustedes se den cuenta también -, de que es una idea trivial, poco original, aburrida y mediocre.

Se trata de una persona joven que, en parte por soberbia, en parte por inexperiencia, y en parte porque sabe que puede morir mañana, decide escribir sus memorias antes de cumplir los 30 años. La persona se pone a escribir pero, como siempre sucede, deja el trabajo inacabado (lo que además es inevitable porque tiene 30 años), habiendo registrado apenas algunos recuerdos de infancia y juventud. Después de un tiempo, el manuscrito se pierde o él lo cree perdido, y lo olvida.

Treinta años después, esta persona encuentra inesperadamente el manuscrito. Comienza a leerlo, y se da cuenta de que sus recuerdos actuales no se parecen en nada a los que escribió siendo joven.

Supongo que esa no era toda la idea. Ahí se abren un montón de posibilidades interesantes, como podrán ver. No se cuál habré entrevisto antes de dormirme, pero recuerdo que, ya semi-inconsciente, sonreía de gusto.

11 nov. 2008

llegada

¿En qué momento empezó esta ciudad? Venía dormido y no me di cuenta.

La hierba crece seca, interminable, en la calle y entre los alambrados. Las avenidas están cercadas por muros. No hay veredas. Las pocas luces de la calle parpadean, mezquinas. Unas siluetas grisáceas esperan en algunas esquinas. Las calles se hunden o se elevan abruptamente, creando cavernas de sombra. Y sin embargo, no hay silencio.

Vengo sepultado en un taxi. La tapa del maletero está abierta, y golpea en cada pozo que pasamos.