
¿Qué es lo fascinante de esta foto?
En lo que a mi concierne, no se trata de que sea la primera bomba atómica, todo un símbolo, etc. Ni siquiera se trata de que nos muestre un instante ínfimo, algo que de otra forma no podríamos ver. Que se acerque al borde de eso que llamamos presente, el vértigo solo e infinito.
La razón está, creo, en que vemos algo que no existe. La foto, al fijar traicioneramente el fuego y el polvo, los convierte en otra cosa. Algo orgánico, como un ser vivo, pero a la vez muy artificial. Tiene algo de huevo, algo de medusa. El blanco y negro favorece esta impresión.
Pero lo más importante, lo crucial, es el fondo. El negro impenetrable del fondo. Creo que ante ese fondo es imposible imaginar cualquier sonido, y la foto nos deja sordos. Nos deja solos frente a este huevo que sabemos que está explotando, pero que explota en silencio. Que explota en el vacío, en un mundo sin hombres, sin soldados, sin Roosevelt, sin nosotros.
Eso hace que el huevo, o lo que sea, se convierta en otra cosa que hace rato intento explicar y no consigo.